Una
mañana algo diferente.
Nunca
me había parado a pensar que se sentiría al ir disfrazada una
mañana al instituto la verdad
no es una pregunta que se haga alguien con frecuencia, pero yo os voy
a contar mi experiencia:
Ese
jueves me levante, y me vestí, al salir de mi cuarto ya mis padres y
mi hermana empezaron a reírse. De pronto sonó el portero, era Paula
que venia a buscarme, baje y recé para que no saliera ningún vecino
como es frecuente a esa hora, pero como era de esperar me encontré a
medio edificio bajando las escaleras, algunos me miraban raro, otros
se reían y otros me preguntaba que donde iba así.
Baje
y me encontré a Paula ya preparada para hacerme una foto en cuanto
bajara, empezó a reírse, cuando íbamos andando hacia el instituto
me un hombre se me quedo mirando fijamente y empezó a reírse
descaradamente, todo el mundo que me veía se reía, como es lógico,
yo también me reiría si viese a una persona disfrazada de Minnie
con una maleta que va al instituto.
Cuando
entré en el instituto creo que fue peor, aunque no tanto como yo
pensaba, los profesores y mis amigos se reían y tuve un examen de
matemáticas en el que me tuve que levantar tres o cuatro veces para
preguntarle dudas al profesor y cada vez que me levantaba se reía
más.
En
los recreos la verdad es que disfruté mucho viendo como la gente me
miraba y se reía.
A
última hora tuvimos una charla de un hombre que trabaja de
restaurador de fósiles en el museo, y… ¡VAYA VERGÜENZA!
Clavero
me miraba y se reía como diciendo… pobre lo que estarán pensando
los hombres estos de ella.
Para
colmo a la salida del instituto vinieron a verme unas amigas porque
sabían que me iba a disfrazar y en el camino de vuelta me encontré
a una amiga de mi madre.
En
resumen
me gustó muchísimo el día aunque pasara vergüenza.
La
conclusión que he sacado de esto es ¿por qué tenemos que
avergonzarnos? ¿Por qué tenemos que vestir, comportarnos o actuar
como
a
la sociedad le parece bien o simplemente como la sociedad quiere que
actuemos? Aunque no lo queramos reconocer y digamos que somos libres
y que no nos importa lo que los demás digan o piensen de nosotros,
si que nos importa en el fondo, todos queremos que los demás nos
quieran, pero nunca nos paramos a pensar que para que los demás nos
quieran cambiamos nuestra personalidad o nuestra manera de pensar.
Esta actividad creo que ha hecho que muchos nos demos cuenta de que
podemos ser nosotros mismos y que no hace falta que nos ‘disfracemos’
de otra persona que no somos en realidad, y que podamos tener nuestra
opinión y nuestra forma de ser propia.
La
verdad es que repetiría esta experiencia mil veces más.
Creo que lo nos enseña esta actividad es como ganar confianza con uno mismo,como puedes ser uno mas y a la vez ser diferentes del resto de personas,ser uno mismo y no llevar eso como una carga,sino como una cualidad.¡Fuera prejuicios!
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