martes, 3 de junio de 2014

Inma, ¿eres tú?

Bueno, os voy a hablar de mi experiencia en la actividad que nos propuso mi profesor de filosofía.
Primero, os voy a explicar un poco de que iba la actividad. La actividad consistía básicamente, en coger tres aspectos de tu vida y darles la vuelta, yo escogí los siguientes:
El primero en lo que pensé rápidamente fue en ser cariñosa, ya que no soy una persona a la que le guste mostrar mucho cariño.
En segundo lugar pensé en no reírme, ya que no puedo estar un día sin reírme. Y en tercer y último lugar, pensé en ordenar mi habitación, que es algo que no suelo hacer usualmente, ya que no soy una persona que se pueda llamar muy ordenada.
 
Cuando me levanté, rápidamente hice la cama, cosa que sorprendió bastante a mi madre, no tanto como el gran abrazo que le di en cuanto la vi, seguidamente mi madre me preguntó eso que suelen preguntar las madres cuando haces algo muy fuera de lo normal: ¿tienes fiebre, niña? a lo que le respondí: no mama, solo me apetecía darte un abrazo.
Cuando vi a mi hermana despertarse igual, le di un beso, a ella, por lo que se vio no le sentó tan bien, ya que me aparto diciendo: ¡qué haces tía, déjame tranquila!
Sinceramente, se me quitaron las ganas de seguir con la actividad, jope, que solo ha sido un beso de buenos días, no había ido a pegarle o algo por el estilo.
Era sábado así que por la mañana había quedado con dos amigas para hacer unas compras, cuando las vi les di un abrazo y un beso a las dos, lo que les sorprendió mucho ya que me miraron con cara extraña.
Durante toda la mañana con ellas no me reí, me preguntaron no se cuantas veces que qué me pasaba, a lo que yo les respondía: nada.
Cuando llegue a casa mi padre ya había llegado de trabajar, yo por la mañana, le había mandado un mensaje de buenos días con un iconito de un besito, al verme entrar me preguntó que qué tal estaba.
Después de comer me levanté del tirón a recoger la mesa, mi padre y mi madre me miraban como flipándolo. Supongo que pensarían: que fuerte que no le hayamos tenido que decir nada.
Seguidamente, fui a recoger mi cuarto y me puse a estudiar, cuando mi madre entro en mi cuarto y lo vio, flipo, me dijo que ojala lo tuviera así todos los días, a lo que pensé: pobrecita, no sabe que la actividad de filosofía solo dura un día.
 
 Mi experiencia por una parte fue muy buena, ya que ser cariñosa con la gente es agradable, a veces todo el mundo necesita un abrazo y una muestra de cariño. Y también el haber ordenado el cuarto, recogido la mesa... me hizo ver lo feliz que podía hacer a mis padres con gestos muy simples.
Pero por otro lado, lo de ser seria y no reírme, no me gustó nada, me costó muchísimo aguantarme la risa cuando salí con mis amigos por la noche, o no poder participar en las bromas...
 
En conclusión, a veces esta bien salir un poco de ti mismo, pero con cuidado de no perder tu forma de ser, también me ha ayudado mucho a ver a que grado me conozco a mi misma, ya que no me costó nada elegir los tres aspectos de mi vida.

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